Entre velas y unas flores, un cuerpo que descansa Los amigos lo rodean con tristeza y con dolor Se oye el rezo levemente de la noche que pasa Mientras llora una viejita por el hijo que perdió Es tan honda su queja, tan amarga, tan sentida Que contagia con su llanto y conmueve el corazón En su rostro hay un diseño de su alma dolorida Y en su mano santa y buena la cruz del señor Muchachote de mi barrio, apodado el chacarita Las patotas te llamaban, por el pibe del pigalle Olvidaste muy temprano, el calor de tu casita Y rodaste en veinticinco, sin pensar que era tu mal Hoy tan solo has dejado Una nota en tu partida Es la queja más sentida Que en mi vida escuché Una madre es la que llora La que nunca nos olvida La que besando tu frente Esta plegaria dejó Obras hoy sublime, ¡oh, señor de los cielos! ¿Qué castigo le has dado a mis años sin piedad? Es mi hijo el que te llevas, un pedazo de mi cuerpo De aquel que tú me dieras, cual quimera del altar Obras antes cuando nacen y nos traen un consuelo Qué alegrías sus pasitos cuando tiernos quieren dar Y es la dicha de una madre, ver un hombre sano y bueno Pero yo no tuve dichas y tuve mucho que llorar