Tom: G
G
Aquí yo he venido
Aquí yo he llegado,
D7
Muy triste y muy amolado.
Cantando canciones
Me paso la vida
G
un poco más divertida.
Era en el año cuarenta,
C
antes del cincuenta y cuatro,
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cuando murió tanta gente
G
entre Puebla y Apizaco.
El tren que corría
sobre el ancha vía
D7
de pronto se fue a estrellar
contra un aeroplano
que andaba en el llano
G
volando sin descansar.
Quedó el maquinista
con las tripas fuera
D7
Mirando p'al aviador
que ya sin cabeza
buscaba un sombrero
G
para taparse del sol.
Todo esto nos sucedía
C
sin saber cómo ni cuándo
G
y la máquina seguía
D7 G
pita... pita... y caminando.
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El buen fogonero
también quedó muerto
D7
debajo del chapopote
y hasta el garrotero,
sin brazos y tuerto
G
seguía dándole al garrote.
Buscando al agente
de publicaciones
D7
lo encontramos moribundo,
y el pobre gritando:
"Cervezas heladas...",
G
se fue para el otro mundo.
Los pocos supervivientes
C
los contemplaban llorando
G
y la máquina seguía
D7 G
pita... pita... y caminando.
Llegó la Cruz Roja,
llegó la Cruz Blanca,
D7
pa' auxiliar a los heridos
y allí se encontraron
que todos los muertos
G
de miedo ya habían corrido.
Toditos los muertos
salieron huyendo
D7
en tan críticos instantes,
que ha habido difunto
que lo han encontrado
G
cuatro leguas adelante.
En una zanja los muertos
C
solitos se iban echando
G
y la máquina seguía
D7 G
pita... pita... y caminando.
Llegó en un fotingo
Don Maximiliano,
D7
que era entonces gobernante,
y vio entre los muertos
a un pobre gendarme
G
gritando. "Alto y adelante".
Don Maximiliano
vio el pullman abierto
D7
y a comer se metió al punto
y allí el cocinero
le sirvió al instante
G
los hígados de un difunto.
Los zopilotes estaban
C
sobre los muertos volando
G
y la máquina seguía
D7 G
pita... pita... y caminando
Y yo ya no quiero
seguir esta historia
D7
para no cansar a ustedes.
Rueguen por las almas
de los que murieron
G
hombres, niños y mujeres.
Al recordar tanto muerto
C
Yo me retiro llorando
G
y la máquina seguía
D7 G
pita... pita... y caminando
D7 G